La compañía de los ferrocarriles públicos suizos SBB cuenta dentro de su red con el túnel ferroviario más largo del mundo. Se trata del túnel de base de San Gotardo de 57 kilómetros entre Erstfeld y Bodio, inaugurado en 2016, que recientemente ha sustituido al túnel homónimo de 15 kilómetros situado a una cota superior y abierto en 1882 para canalizar gran parte del tráfico ferroviario de norte a sur entre Alemania, Suiza e Italia.
Ya el anterior túnel superior fue considerado en su momento como una epopeya de la construcción y de la ingeniería ferroviaria, pero el más moderno túnel de base ha pulverizado todos los datos del anterior. En el túnel de base actual todas las cifras son de record. No solo es extraordinario por su longitud total de 57 kilómetros, puesto que al ser bitubo y sumando las galerías de seguridad y de intercomunicación nos da un total de 151 kilómetros de trazado excavado. También sobresale por el lado del coste alcanzando éste una cifra de 12.000 millones de euros y por el tiempo de ejecución, puesto que se comenzaron los trabajos en 1993, se concluyó la perforación (tras numerosos problemas geológicos y técnicos) en 2010 y aún hubo que esperar otros seis años para completar el equipamiento interior y de medidas de seguridad.
En este sentido se ha trabajado intensamente en cuanto a las medidas de seguridad. En el exterior se dispone un sistema preventivo de anomalías en los trenes antes de su entrada en el túnel con detectores de desplazamiento de cargas y sobrecalentamiento de rodamientos o frenos. Y el diseño interior está pensado para minimizar el riesgo de incidencias y asegurar que en caso de accidente se pueda producir un bloqueo de la zona afectada y una evacuación rápida y segura. Es en este punto donde, como medida complementaria, la SBB ha dotado a estas instalaciones con dos trenes-bomberos en sus bocas norte y sur, preparados para actuar de forma inmediata ante el mayor de los peligros dentro del túnel: los incendios.
