Aunque actualmente el tráfico de mercancías por nuestra línea ha sufrido una considerable merma en cuanto a número de circulaciones, parece que el transporte de automóviles entre Zaragoza y Valencia ha vuelto. Lo que hasta hace algún tiempo eran trenes puntuales parece que se van a convertir en un tráfico cada vez más frecuente.
En este paraje en las proximidades de Caparrates, la locomotora lo da todo en el ascenso en una interminable rampa continua de 21.5 milésimas avanzando a una velocidad que apenas llega a los 30 kilómetros por hora.