La seguridad
es siempre una prioridad en la gestión del tráfico ferroviario. Los nuevos
avances tecnológicos permiten la adopción de avanzadas soluciones técnicas que
disminuyen progresivamente las posibilidades del fallo humano y por lo tanto,
el acaecimiento de accidentes. Sin embargo hay una faceta de la seguridad
ferroviaria en la que el factor humano todavía es determinante para que no se
produzcan accidentes: los pasos a nivel.
Los pasos
a nivel son los puntos en los que la traza del ferrocarril corta o atraviesa
otras trazas de carreteras y caminos. A pesar de que hoy en día la construcción
de nuevas líneas de ferrocarril o carreteras se realiza sin pasos a nivel, y de
que se tiende a sustituir los existentes por pasos a distinto nivel, todavía
quedan en España más de 4000 de estos pasos de distinta tipología.
Debemos
recordar que la prioridad siempre la va a tener el tren, puesto que la
distancia de frenado de los trenes es enorme. Si un tren circula a 100 Km/h
necesitará aproximadamente un kilómetro para detenerse. Dada esta prioridad del
móvil ferroviario, la peligrosidad en el tránsito al atravesar un paso a nivel
reside en la necesaria prudencia del conductor del vehículo o del peatón y del
riguroso cumplimiento de las indicaciones de las señales que anticipan el paso
a nivel. Nunca está de más recordar que en estos casos también nos suele ayudar
el sentido común. La mera observación de las circunstancias nos puede indicar
la forma correcta de proceder antes de atravesar la vía. Así conviene recordar
que hoy en día los trenes suelen hacer cada vez menos ruido, que la existencia
de una curva próxima o la presencia de niebla o vegetación nos puede restar
visibilidad sobre el acercamiento del tren, que el viento fuerte puede hacer
que no lo oigamos, etc. El paso del tren es anticipado siempre en el caso de
haya avisos mecánicos (barreras) o luminosos (luces destellantes). Pero todavía
quedan muchos pasos que no disponen de este tipo de aviso, por lo que es
imprescindible adoptar todas las medidas de prevención necesarias, incluyendo
la parada antes de entrar en la zona de seguridad de la vía para asegurarnos
que no hay tren a la vista. En el caso
de lo veamos a lo lejos debemos parar y dejarlo pasar, sin confiarnos en que nos
da tiempo a cruzar.
Todos
estos consejos de sentido común
también son de aplicación en el caso de que tengamos que transitar por las
inmediaciones de la vía. Legalmente está prohibido transitar a pie o en
vehículo a menos de tres metros de la vía, salvo cuando haya alguna valla o
barrera que la separe de nosotros. Sin embargo no es raro ver a personas e
incluso grupos de niños que utilizan la vía como camino para ir de un sitio a
otro. En estos casos el peligro es mayor, ya que los maquinistas no están
avisados de la posibilidad de encontrar transeúntes en la vía (los pasos a
nivel sí están señalizados) y en muchas de estas ocasiones los desplazamientos
de las personas se producen de forma longitudinal a lo largo de la vía, con lo
cual el tiempo y las probabilidades de arrollamiento crecen enormemente. A ello
hay que añadir que los trenes hoy en día hacen poco ruido, sobre todo en tramos
descendentes, cuando los motores no desarrollan sus máximos esfuerzos. Por otro lado, aunque es muy desconocido este hecho, a lo largo de la vía suele discurrir una línea de alta tensión, con lo que añadimos riesgos de accidente por contacto eléctrico al de arrollamientos. En estas
circunstancias si la suerte nos salva del accidente todavía podemos llevarnos un susto muy desagradable.
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