domingo, 20 de enero de 2019

Construcción de un ferrobús en escala H0

     Hoy traemos a nuestro rincón de modelismo la reproducción de un ferrobús, automotor térmico renumerado en Renfe como serie 591, omnipresente en todas las líneas no electrificadas durante la década de 1970 y que para muchos de los aficionados con más años fue el más popular de los trenes de nuestra infancia.




     El ferrobús (automotor térmico) 


     Los automotores térmicos de las primeras generaciones son un tipo de trenes ligeros autopropulsados diseñados para servicios locales de baja demanda y que se caracterizan por estar formados por composiciones de uno a tres coches de dos ejes, cuyo aspecto se asimila mucho al de los autobuses. Su objetivo fundamental era la prestación de servicios ágiles para trenes de baja demanda que economizasen los costosos convoyes de vapor para este tipo de servicios. En España conocemos como ferrobuses a los automotores térmicos de la serie 591 de Renfe que se prodigaron por nuestras líneas entre 1962 y 1982. 



     Tras una experiencia piloto en 1965 Renfe adquirió una serie de automotores basados en la patente alemana de schienenbus (autorrail) de la casa Waggonfabrik Uerdingen. Inicialmente conformados por un tres coches en disposición motor + remolque + remolque cabina, finalmente todos ellos acabaron transformados a una disposición de dos coches motor + remolque cabina. Los quince primeros trenes se fabrican en Alemania y el resto en España a cargo de un consorcio de constructores españoles de material móvil. Se trataba de coches de 13 metros de longitud equipados con dos motores Pegaso de 277 caballos con capacidad de 96 plazas sentadas por tren en clase única. 

     Un gran número de unidades de esta serie fue asignado a la zona de Valencia donde realizaron servicios de cercanías. Por ello fue habitual verlos recorriendo las líneas turolenses donde llevaron a cabo servicios Caudiel-Valencia (desde 1967), Teruel-Valencia (1968), Caminreal-Calatayud-Zaragoza (1968) y Teruel-Zaragoza (1970). Estos trenes fueron siendo sustituidos por omnibuses compuestos por locomotora 1900 y dos coches 5000 a principios de los años 80 hasta que en 1983 fueron finalmente sustituidos por los automotores de las serie 592. 


     Construcción del modelo


     Para la realización de este modelo de ferrobús serie 591 partimos de carcasas de resina adquiridas en trenresina.com. El juego completo consta de las carcasas, los bastidores, interiores con asientos (distintos para el coche motor y el remolque) y elementos de interconexión. Nuestra tarea, por tanto, se centrará en motorizar el modelo y decorarlo. 





     Decidimos aplicar a la carcasa la librea de color plata con fileteados verdes, que fue la imagen típica de los ferrobuses entre 1965 y 1980. Posteriormente, cuando algunos de ellos fueron modernizados, se les dotó de sucesivos esquemas de color distintos, pero que en general nunca fueron del agrado de los aficionados, acostumbrados a verlos durante tantos años (sobre todo fijados en nuestra infancia) en el esquema original. 

     La fase de decoración comienza por la pintura con una base de color plata. Como este color afecta a toda la carcasa la hemos aplicado con un espray comercial. Sobre esta base hemos enmascarado para realizar tres bandas verdes: en la parte inferior, en el centro por debajo de las ventanillas y en el arranque del techo. Una vez seca la pintura hemos colocado las calcas con la numeración y rotulaciones a partir de un juego de calcas comercial específico para estos automotores. Finalizada la colocación de las calcas, y como hacemos habitualmente, hemos aplicado una capa de barniz satinado para proteger la pintura y fijar las calcas. 



     Los bajos del tren los pintamos en un color gris oscuro neutro.

     Para los focos, hemos aplicado sobre los huecos correspondientes a los focos blancos unas pequeñas gotas de cola blanca, que cuando seca se vuelve transparente. Aunque a este modelo no lo hemos dotado de luces funcionales, si más adelante decidimos incorporarlas podremos hacerlo. Igual hacemos con los focos rojos, pero en este caso aplicamos con un palillo una minúscula gota de pintura roja. 



     Completamos el testero pegando unos topes en los tetones frontales y los pintamos de color gris oscuro, casi negro.

     Tras la etapa de pintura hemos procedido a la colocación de los cristales. Por sencillez hemos decidido no reproducir los semicristales de las ventanillas que permitían su apertura. Por ello con una lámina plástica pegada por el interior hemos simulado el cristal. Para los cristales curvos de las esquinas del testero hemos tenido que calentar la lámina plástica para doblarla hasta que ha adoptado la forma curva que deseábamos y después la hemos pegado de la misma manera. 



     La motorización 


     Para motorizar el modelo hemos utilizado un micromotor de tres polos comprado en un mercadillo y que ya incorpora un engranaje sinfín. Este engranaje debe atacar a un piñón solidario al eje trasero del vehículo motor. Una vez presentados los elementos mecánicos (motor, engranajes y eje) vemos la necesidad de ampliar los huecos del bastidor para su correcto alojamiento. En el eje delantero situamos las láminas de contacto que aportarán la corriente eléctrica al motor. Adicionalmente y a modo de experimento hemos decidido incorporar tomas de corriente adicionales en el vehículo remolque. En este caso el sistema es de lo más simple y barato: enrollar un muelle realizado con hilo conductor a cada eje. Como los ejes instalados sólo están aislados en una rueda, los disponemos invertidos entre sí de manera que cada eje toma corriente de un rail distinto. Mediante unos finos cables y un pequeño conector llevaremos la corriente eléctrica al coche motor a través del fuelle de intercomunicación. A pesar de la sencillez de este sistema, la mejora en la toma de corriente es muy notable a la hora de rodar el modelo. 


 





    Seguidamente hemos realizado pruebas de rodadura, donde hemos detectado que nuestro modelo patinaba por falta de adherencia. Como llegado este punto la alternativa de dotar de tracción al otro eje del vehículo motor era muy complicada hemos probado con lastres de distinto peso hasta que hemos comprobado que le faltaban unos 50 gramos de peso sobre el eje motriz. Por medio de dados de plomo situados dentro del habitáculo hemos logrado ese peso adicional, con lo que nuestro modelo ya rueda satisfactoriamente. 



     Así en nuestra maqueta ya podemos disfrutar de este tren que tantos recuerdos nos trae de los primeros viajes en tren de nuestra infancia, sobre todo a los aficionados que tenemos ya algunos años.



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