CRÓNICA DE VIAJES. VERANO 2003
1º. Jueves 7 de Agosto de 2003
Talgo VII Almería-Linares Baeza con salida de
Almería Intermodal a las 7:15.
Después de pegarme un buen madrugón acudo a la nueva estación de Almería, de
esas tan de moda que si bien no cuestiono su utilidad, uno ve a su lado a la
magnífica estación de Almería, que como no hagan algo con ella rápidamente
va a terminar deteriorándose tanto que no sé si podrán recuperarla.
Me dirijo al "Centro de Viajes Renfe" que es lo único que recuerda un poco a
una estación ferroviaria, pues lo demás son ventanillas de las compañías de
autobuses que operan por allá, y adquiero un billete de ida y vuelta a
Linares-Baeza. La señorita que me vende el billete mira con extrañeza que le
pida un billete cuya hora de llegada es a las 10:29 y le pido el regreso en
el Talgo III que sale de Linares a las 11:37. Cuando me da los billetes, le
enseño el permiso para obtener fotografías mientras sale el tren, con lo que
sonríe y se da cuenta de que es un viaje de "aficionado". Salgo al andén y
comunico a los vigilantes lo del permiso, se lo enseño por si acaso y me
contestan con amabilidad que adelante.

Encuentro en cabeza de tren la locomotora 319-316 pintada en colores GL, que
no le queda mal, pero uno suspira de pensar en esta locomotora con los
colores de las 269-400. La rama de Talgo VII está reluciente, y no hay
demasiados viajeros, con lo que seguro que podré ir cambiando sin problemas
de asiento según tenga más interés un lado u otro de la línea férrea. Con
puntualidad, arranca la 319 rugiendo suavemente y casi de noche contemplo
como prácticamente toda la playa de vías de Almería tienen catenaria (cuando
se electrificó Almería-Minas marquesado), aunque ahora todo lo que se mueva
por allí es diesel. Rápidamente comenzamos a ascender las durísimas rampas
que hay hacia Guadíx y la 319 redobla sus tambores de cilindros en las
trincheras y en los túneles. Después de la subida contemplo con tristeza el
islote eléctrico de Almería cuando por la izquieda se bifurca la vía y la
catenaria desaparece hacia las faldas de Sierra Nevada buscando las minas
El Talgo VII, extraordinario en su diseño interior, con amplios ventanales
para disfrutar del paisaje, varios canales de música clásica y new age para
perder la vista por la ventanilla, etc; comienza a sonar su rodadura cuyo
sonido en algunos momentos es francamente molesto. El trazado de la línea
con curvas de poco radio favorece este acompañamiento sonoro. Cuando llego a
Guadíx, observo dos coches (un 16.000 y un 9.000 creo) a los que les han
cambiado los colores blanco y azul por unos favorecedores marrón y crema del
tipo "estrella". Pienso en la vaporosa de este bello pueblo granadino
tirando con soltura de estos dos coches para deleite de viajeros y
observadores. Emprendemos la marcha y serpenteamos también por las
estribaciones olivareras y jienenses de Sierra Mágina y la pendiente, esta
vez hacia abajo, hace resonar a la 319 pero esta vez frenando.

Llegamos con
puntualidad a Linares Baeza y paramos junto a la rama de Talgo VII que ha
llegado de Granada para unirse a la de Almería y partir rumbo a Madrid.
Una vez allí, me presento en la oficina del Jefe de Estación, le enseño mi
permiso de fotografía, mi DNI, y mi carnet de socio de la Asociación
Turolense de Amigos del Ferrocarril. Con gran amabilidad y con cierto aire
picarón me indica que adelante, pero que un sombrero no me iría nada mal
(41º al sol).

Encuentro allí un póker de 319-300: la 319-316 en la que que
he venido, la 319-307 de la rama Talgo de Granada, la 319-331 que llega con
la rama Arco García Lorca desde Granada a los 5 minutos, y la 319-317 en
colores taxi que llega con un Combinado creo que desde Granada.
Al poco aparece el 592-029 Andalucía Exprés desde Granada absolutamente
grafiteado, con rabia contenida contemplo que para unos minutos para el
intercambio de viajeros y vuelve para su destino enseguida.
Me acerco a observar las siempre interesantísimas maniobras de acoplamiento
de ramas. En una de las vías aguardaba la 269-406 (que colores tan bonitos)
se acerca a la rama de Granada, la atrapa con el gancho, se desliza en
dirección Madrid y vuelve suavemente hacia la rama de Almería que está en la
vía principal. Con suavidad hace tope y una bellísima silueta de 269-406 y
dos ramas de copitos parecen patinar grácilmente hacia Madrid.

Sin apenas tiempo acude la rama Arco García Lorca desde Granada con un
solitario coche de 2ª. Enseguida asoma por vía principal el
larguísssssssiiiiiiiiiiiimo Arco García Lorca arrastrado por la 252-043 en
colores arco. Se desprende de sus ataduras y enfila hacia Madrid, recula y
atrapa el coche de Granada para curiosidad de los viajeros de este coche,
incluído un compañero aficionado de Barcelona, sale de nuevo para adelante y
se acerca al tren más andaluz de cuantos surcan los carriles españoles, lo
topa y sin apenas pausa, sale rápidamente para Madrid. De gran apariencia
exterior los coches arco, hacen deslucir el tren, cuando en mitad aparece un
9.000, con síntomas evidentes de corrosión, pero a pesar de ello, es una
maravilla contemplar un tren no autopropulsado con 12 o 14 coches más dos
plataformas de autoexpreso.

Casi sin tiempo, con sudor empapando mi frente y camiseta, aparece al fondo
el brillo del foco de la 269-602 con dos ramas de Talgo III "cocacolo". En
estos momentos tenemos tres rugientes 319-300 esperando hacer bien su
trabajo, y ya veo como la 319-307 que había traído la rama de Talgo VII de
Granada va retrocediendo poco a poco a la vez que se retira la 269-602. Una
vez acoplados, lamento no poder observar que locomotora lleva a Granada la
otra rama de Talgo. Sí que veo un manso con ella pero no acierto a verlo
ante la advertencia del revisor de nuestra salida inmediata.

Una vez en el Talgo III, mi primer Talgo III, no tengo palabras para
describir la impresión que me dió subir en él. Un tren digno de estar a buen
recaudo en museo, participar en películas recreando la etapa desarrollista d
el régimen preconstitucional. Un vistazo a los coches preferentes,
infinitamente mejor decorados, o no sé bien si reformados que los de
turista, cuyo interior recuerda a los autobuses Barreiros que surcaban las
famélicas carreteras de hace 35 años. La cafetería es desoladora, más propia
de algún bar-cafetería del Madrid más castizo que de un tren del siglo XXI.
Realmente admiro Talgo, pero no se concibe como todavía circulan estos
trenes. En la parada del Arco García Lorca subí al 9.000 y desde luego que
supera con creces al Talgo III. Espero que por lo menos antes de su desguace
se conserve alguna rama en buen estado y pueda circular para deleite y
admiración de todos cuantos amamos el ferrocarril.
La vuelta a Almería, es si cabe más amena, pues la insonorización del
"cocacolo" no es, ni por asomo, parecida a la de su insigne hermano mayor,
primogénito, y heredero del reino, por lo que la 319 atrona, resopla, y
lanza penachos inimaginables de humo subiendo por las estribaciones de
Sierra Mágina. Llegando ya a Guadíx, cruzamos con un TRD y un "Tren Taller
Granada" tirado, cómo no, por una 319-300 en color GL, cuyo número no
acierto a ver.

De bajada vertiginosa a Almería silba la 319, y por supuesto si antes se oía
la rodadura del T-VII, ahora es tremenda, apenas paraba pues encadenábamos
una curva con otra. Al fin la luz blanca, deslumbrante de la ciudad de
Almería anunciaba nuestra llegada a las 14:55, y con ella el fin de este
estupendo viaje, difícil de entender para mi familia, que esperaba en
Almería con la comida caliente y el aire acondicionado echando humo...
2º Miércoles 13 de Agosto de 2003
De nuevo Arco García Lorca con salida de
Castellón a las 17:34.
Por la mañana, me alejo del furor playero de Canet De Berenguer, y me acerco
a la estación de Sagunto para sacar un billete en el Arco que sale de
Sagunto a las 15:25 con llegada a Tarragona a las 17:36, para regresar en el
Arco que sale de Tarragona a las 20:22 con llegada a Sagunto a las 22:09.
Una vez en ventanilla, y pasado el cercanías con destino Valencia que ha
provocado cierta cola, me acerco y el empleado de Renfe me comunica que no
quedan billetes para el tren que pido. Lamento mi mala suerte, viéndome ya
sobre la incandescente arena de la playa, ante el rugido de miles de
bañistas, le solicito un billete para el García Lorca aunque tenga que ir en
cercanías a Castellón.
Bingo!! me da el billete en este tren, y la vuelta en el que tenía pensado.
Esto me dará únicamente 54 minutos de intervalo en Tarragona para ver la
estación, tomar unas cuantas fotos, y contemplar el movimiento ferroviario
de esta ciudad catalana, pero por lo menos tendré oportunidad de subir en un
tren Arco por primera vez, cuyas maniobras andaluzas había tenido ocasión de
contemplar en Linares, así que aprovecharé al máximo el viaje.
Después de una comida apresurada, sin apenas tiempo para el postre, mi mujer
de la que admiro su comprensión ante la ferrofilia de su cónyuge, me desea
con aire guasón "buen viaje". Me acerco a la estación de Sagunto en coche un
ratito antes de coger el cercanías de las 16:48 que me dejará en Castellón a
las 17:18 para subir al García Lorca.

En la estación de Sagunto, aparecen pronto el Euromed 1162 con destino
Barcelona, pasa por vías centrales a toda velocidad, atronando con el
silbato ante la temeridad de peatones y asómbrense!! de vehículos en el paso
a nivel de Sagunto. En la vía 5 un tractor 310 espera la orden del factor
para salir en dirección Castellón, una vez expedido el regional
Oropesa-Valencia de las 16:04, el factor con gorra y banderín levantado,
entrega al maquinista la hoja de ruta y silbato al viento, la 310 atraviesa
los cambios y ya en vía principal se pierde hacia Castellón. Cuando
contemplo su estela veo al fondo luz de foco, las barreras del paso a nivel
permanecen todavía bajadas, con lo que un tren con el que no contaba se
aproxima a la estación. Mientras vehículos y varios peatones siguen jugando
a la ruleta rusa cruzando el paso a nivel con toda tranquilidad.
La silueta desdibujada por el calor no engaña, y viene desde imagino que
Almazora, un tren arcillero arrastrado por una 319-400 con bastantes tolvas
vacías. Casi seguro que el maquinista será paisano mío, y por la mañana
habrá emprendido la bajada desde Teruel con las tolvas cargadas de la mejor
arcilla de España hacia las azulejeras de la provincia de Castellón.
Al fin se acerca el cercanías con 447 y me subo a él con la esperanza de
pasar una buena tarde ferroviaria. Llega a Castellón con puntalidad y veo
allí estacionado presto para salir el Talgo 165 Barcelona-Lorca arrastrado
por una 252 GL.
Me acerco al control de acceso a los andenes y la señorita
que me examina el billete, mira una carpeta con los diagramas de los trenes,
y me indica que mi coche, el 121, estaciona más o menos a la altura del
ascensor que desciende desde la estación hasta los andenes. Una vez abajo
mientras observo las luces de cola del talgo murciano, la 252 alumbra al
final del túnel, y ya se comienzan a ver las plataformas portaautos que
siguen obedientes el paso de la 252.
Busco mi coche, que es de la rama sevillana y tengo la suerte de ir cara la
marcha en los asientos que tienen enfrente la mesita, junto a la ventanilla
y encima no tengo acompañante ni al lado ni frente a mí. Es mi primer viaje
en arco y al igual que me pasó en el viaje de Almería con el Talgo VII,
observo la buena calidad del interiorismo de los coches, sus grandes
ventanales, sus buenos asientos y buena climatización.
Es evidente que este tren a pesar de ser ahora un producto "arco", sigue
siendo un tren muy populoso, y eso se nota rápidamente una vez subes, pues
predominan por el tren, los pies descalzos, las botellas de agua medio
vacías, los intentos por acoplarse sobre la butaca o sobre el acompañante,
la conversación abundante y las bolitas de papel plata acompañadas de
bastantes miguitas de pan. Eso es lógico si pensamos en la hora que es, y en
que la gente que ha cogido el tren el Sevilla llevan ni más ni menos que 9
horas y media en el tren.
Arrancamos con puntualidad, y una vez conectados los auriculares que me
ofrece el revisor y colocado el periódico en mi asiento me dispongo a
recorrer el tren de punta a punta. Voy pasando por todas las ramas, la de
Málaga y Sevilla con preferente, turista y cafetería. La de Badajoz y
Almería únicamente con un coche de turista. La de Sevilla lleva adosado el
9.000 que ya ví en la estación de Linares-Baeza. Me sigue sorprendiendo el
contraste entre éste y un turista arco, pero a pesar de ello sigue estando
mejor que el turista de Talgo III.
Visitado el tren, me acomodo en el asiento y los maravillosos bogies de los
coches se dejan notar, la suavidad de la marcha es increíble, sobre todo en
el tramo desde Castellón hasta Vandellós, en el que la buena insonorización
y la climatización hace que discurra rápidamente el viaje.
Vamos parando en varias estaciones y me doy cuenta de que este tren acumula
retrasos constantes en cada estación. Al principio no sé si es por que a la
252 le cuesta tirar de él o por las paradas, pero pronto veo que el hándicap
del tren es que hasta que le dan la salida el bullicio alrededor del tren es
enorme, en cada coche se acumulan los viajeros para bajar fundamentalmente,
y esto inevitablemente retrasa el OT del tren.
Cuesta creer que todavía en el corredor mediterráneo haya tramos de vía
única en los que todavía no se ha hecho nada, pero al fin llegamos a
Tarragona con 22 minutos de retraso. Rápidamente me acerco a la oficina del
jefe de estación, me acredito y dan el aviso a seguridad de mi presencia.
Únicamente tengo 25 minutos para hacer fotos pero aún cazo al Estrella
Galicia en dirección Zaragoza, a un Euromed en dirección Barcelona, varios
Cataluña Exprés con 470, y un Talgo VII con dirección Barcelona.

Después de una sucesión ininterrumpida de fotografías, anuncian por
megafonía mi tren ARCO pero OH! sorpresa, indican que el tren ha sido
sustituido por material Talgo, con lo que aparece al fondo una 252 GL con
una rama de Talgo VII.
Y aquí es donde se me cambian todos los esquemas. Después de mi primer viaje
en Talgo VII desde Almería a Linares en el que el ruido de la rodadura me
hizo dudar sobre Talgo, ahora sobre buena vía es impresionante. La suavidad,
el silencio de marcha, la perfecta insonorización, su de nuevo
extraordinario interiorismo... Los coches arco me habían dejado una grata
sensación, pero después de subir en Talgo creo que estos trenes son para
este tipo de líneas y puede que los Arco para las líneas como la de Almería.
El viaje de vuelta fue una aunténtica maravilla, además llegábamos a todas
las estaciones con parada con adelanto. Esto no sé si es normal con material
Arco, pero desde luego al Talgo le sobró tiempo en cada parada.
Al fin con 5 minutos de adelanto me bajé en Castellón, esperé el último
cercanías en dirección Valencia y volviendo a Sagunto, aún nos adelantó en
Almenara un Euromed dirección Valencia, mientras todavía guardaba en mi
interior otra tarde ferroviaria con la guinda final de un Talgo inesperado,
y no por ello menos magnífico.
JLH. Agosto 2003