sábado, 8 de junio de 2013

Crónicas de un viajero. El placer de viajar en tren

 CRÓNICA DE VIAJES. VERANO 2003

1º. Jueves 7 de Agosto de 2003

Talgo VII Almería-Linares Baeza con salida de Almería Intermodal a las 7:15. Después de pegarme un buen madrugón acudo a la nueva estación de Almería, de esas tan de moda que si bien no cuestiono su utilidad, uno ve a su lado a la magnífica estación de Almería, que como no hagan algo con ella rápidamente va a terminar deteriorándose tanto que no sé si podrán recuperarla. Me dirijo al "Centro de Viajes Renfe" que es lo único que recuerda un poco a una estación ferroviaria, pues lo demás son ventanillas de las compañías de autobuses que operan por allá, y adquiero un billete de ida y vuelta a Linares-Baeza. La señorita que me vende el billete mira con extrañeza que le pida un billete cuya hora de llegada es a las 10:29 y le pido el regreso en el Talgo III que sale de Linares a las 11:37. Cuando me da los billetes, le enseño el permiso para obtener fotografías mientras sale el tren, con lo que sonríe y se da cuenta de que es un viaje de "aficionado". Salgo al andén y comunico a los vigilantes lo del permiso, se lo enseño por si acaso y me contestan con amabilidad que adelante. 
Encuentro en cabeza de tren la locomotora 319-316 pintada en colores GL, que no le queda mal, pero uno suspira de pensar en esta locomotora con los colores de las 269-400. La rama de Talgo VII está reluciente, y no hay demasiados viajeros, con lo que seguro que podré ir cambiando sin problemas de asiento según tenga más interés un lado u otro de la línea férrea. Con puntualidad, arranca la 319 rugiendo suavemente y casi de noche contemplo como prácticamente toda la playa de vías de Almería tienen catenaria (cuando se electrificó Almería-Minas marquesado), aunque ahora todo lo que se mueva por allí es diesel. Rápidamente comenzamos a ascender las durísimas rampas que hay hacia Guadíx y la 319 redobla sus tambores de cilindros en las trincheras y en los túneles. Después de la subida contemplo con tristeza el islote eléctrico de Almería cuando por la izquieda se bifurca la vía y la catenaria desaparece hacia las faldas de Sierra Nevada buscando las minas El Talgo VII, extraordinario en su diseño interior, con amplios ventanales para disfrutar del paisaje, varios canales de música clásica y new age para perder la vista por la ventanilla, etc; comienza a sonar su rodadura cuyo sonido en algunos momentos es francamente molesto. El trazado de la línea con curvas de poco radio favorece este acompañamiento sonoro. Cuando llego a Guadíx, observo dos coches (un 16.000 y un 9.000 creo) a los que les han cambiado los colores blanco y azul por unos favorecedores marrón y crema del tipo "estrella". Pienso en la vaporosa de este bello pueblo granadino tirando con soltura de estos dos coches para deleite de viajeros y observadores. Emprendemos la marcha y serpenteamos también por las estribaciones olivareras y jienenses de Sierra Mágina y la pendiente, esta vez hacia abajo, hace resonar a la 319 pero esta vez frenando.
Llegamos con puntualidad a Linares Baeza y paramos junto a la rama de Talgo VII que ha llegado de Granada para unirse a la de Almería y partir rumbo a Madrid. Una vez allí, me presento en la oficina del Jefe de Estación, le enseño mi permiso de fotografía, mi DNI, y mi carnet de socio de la Asociación Turolense de Amigos del Ferrocarril. Con gran amabilidad y con cierto aire picarón me indica que adelante, pero que un sombrero no me iría nada mal (41º al sol).
Encuentro allí un póker de 319-300: la 319-316 en la que que he venido, la 319-307 de la rama Talgo de Granada, la 319-331 que llega con la rama Arco García Lorca desde Granada a los 5 minutos, y la 319-317 en colores taxi que llega con un Combinado creo que desde Granada. Al poco aparece el 592-029 Andalucía Exprés desde Granada absolutamente grafiteado, con rabia contenida contemplo que para unos minutos para el intercambio de viajeros y vuelve para su destino enseguida. Me acerco a observar las siempre interesantísimas maniobras de acoplamiento de ramas. En una de las vías aguardaba la 269-406 (que colores tan bonitos) se acerca a la rama de Granada, la atrapa con el gancho, se desliza en dirección Madrid y vuelve suavemente hacia la rama de Almería que está en la vía principal. Con suavidad hace tope y una bellísima silueta de 269-406 y dos ramas de copitos parecen patinar grácilmente hacia Madrid.
Sin apenas tiempo acude la rama Arco García Lorca desde Granada con un solitario coche de 2ª. Enseguida asoma por vía principal el larguísssssssiiiiiiiiiiiimo Arco García Lorca arrastrado por la 252-043 en colores arco. Se desprende de sus ataduras y enfila hacia Madrid, recula y atrapa el coche de Granada para curiosidad de los viajeros de este coche, incluído un compañero aficionado de Barcelona, sale de nuevo para adelante y se acerca al tren más andaluz de cuantos surcan los carriles españoles, lo topa y sin apenas pausa, sale rápidamente para Madrid. De gran apariencia exterior los coches arco, hacen deslucir el tren, cuando en mitad aparece un 9.000, con síntomas evidentes de corrosión, pero a pesar de ello, es una maravilla contemplar un tren no autopropulsado con 12 o 14 coches más dos plataformas de autoexpreso.
Casi sin tiempo, con sudor empapando mi frente y camiseta, aparece al fondo el brillo del foco de la 269-602 con dos ramas de Talgo III "cocacolo". En estos momentos tenemos tres rugientes 319-300 esperando hacer bien su trabajo, y ya veo como la 319-307 que había traído la rama de Talgo VII de Granada va retrocediendo poco a poco a la vez que se retira la 269-602. Una vez acoplados, lamento no poder observar que locomotora lleva a Granada la otra rama de Talgo. Sí que veo un manso con ella pero no acierto a verlo ante la advertencia del revisor de nuestra salida inmediata.

Una vez en el Talgo III, mi primer Talgo III, no tengo palabras para describir la impresión que me dió subir en él. Un tren digno de estar a buen recaudo en museo, participar en películas recreando la etapa desarrollista d el régimen preconstitucional. Un vistazo a los coches preferentes, infinitamente mejor decorados, o no sé bien si reformados que los de turista, cuyo interior recuerda a los autobuses Barreiros que surcaban las famélicas carreteras de hace 35 años. La cafetería es desoladora, más propia de algún bar-cafetería del Madrid más castizo que de un tren del siglo XXI. Realmente admiro Talgo, pero no se concibe como todavía circulan estos trenes. En la parada del Arco García Lorca subí al 9.000 y desde luego que supera con creces al Talgo III. Espero que por lo menos antes de su desguace se conserve alguna rama en buen estado y pueda circular para deleite y admiración de todos cuantos amamos el ferrocarril. La vuelta a Almería, es si cabe más amena, pues la insonorización del "cocacolo" no es, ni por asomo, parecida a la de su insigne hermano mayor, primogénito, y heredero del reino, por lo que la 319 atrona, resopla, y lanza penachos inimaginables de humo subiendo por las estribaciones de Sierra Mágina. Llegando ya a Guadíx, cruzamos con un TRD y un "Tren Taller Granada" tirado, cómo no, por una 319-300 en color GL, cuyo número no acierto a ver.
De bajada vertiginosa a Almería silba la 319, y por supuesto si antes se oía la rodadura del T-VII, ahora es tremenda, apenas paraba pues encadenábamos una curva con otra. Al fin la luz blanca, deslumbrante de la ciudad de Almería anunciaba nuestra llegada a las 14:55, y con ella el fin de este estupendo viaje, difícil de entender para mi familia, que esperaba en Almería con la comida caliente y el aire acondicionado echando humo...


2º Miércoles 13 de Agosto de 2003

De nuevo Arco García Lorca con salida de Castellón a las 17:34. Por la mañana, me alejo del furor playero de Canet De Berenguer, y me acerco a la estación de Sagunto para sacar un billete en el Arco que sale de Sagunto a las 15:25 con llegada a Tarragona a las 17:36, para regresar en el Arco que sale de Tarragona a las 20:22 con llegada a Sagunto a las 22:09. Una vez en ventanilla, y pasado el cercanías con destino Valencia que ha provocado cierta cola, me acerco y el empleado de Renfe me comunica que no quedan billetes para el tren que pido. Lamento mi mala suerte, viéndome ya sobre la incandescente arena de la playa, ante el rugido de miles de bañistas, le solicito un billete para el García Lorca aunque tenga que ir en cercanías a Castellón. Bingo!! me da el billete en este tren, y la vuelta en el que tenía pensado. Esto me dará únicamente 54 minutos de intervalo en Tarragona para ver la estación, tomar unas cuantas fotos, y contemplar el movimiento ferroviario de esta ciudad catalana, pero por lo menos tendré oportunidad de subir en un tren Arco por primera vez, cuyas maniobras andaluzas había tenido ocasión de contemplar en Linares, así que aprovecharé al máximo el viaje. Después de una comida apresurada, sin apenas tiempo para el postre, mi mujer de la que admiro su comprensión ante la ferrofilia de su cónyuge, me desea con aire guasón "buen viaje". Me acerco a la estación de Sagunto en coche un ratito antes de coger el cercanías de las 16:48 que me dejará en Castellón a las 17:18 para subir al García Lorca.
En la estación de Sagunto, aparecen pronto el Euromed 1162 con destino Barcelona, pasa por vías centrales a toda velocidad, atronando con el silbato ante la temeridad de peatones y asómbrense!! de vehículos en el paso a nivel de Sagunto. En la vía 5 un tractor 310 espera la orden del factor para salir en dirección Castellón, una vez expedido el regional Oropesa-Valencia de las 16:04, el factor con gorra y banderín levantado, entrega al maquinista la hoja de ruta y silbato al viento, la 310 atraviesa los cambios y ya en vía principal se pierde hacia Castellón. Cuando contemplo su estela veo al fondo luz de foco, las barreras del paso a nivel permanecen todavía bajadas, con lo que un tren con el que no contaba se aproxima a la estación. Mientras vehículos y varios peatones siguen jugando a la ruleta rusa cruzando el paso a nivel con toda tranquilidad. La silueta desdibujada por el calor no engaña, y viene desde imagino que Almazora, un tren arcillero arrastrado por una 319-400 con bastantes tolvas vacías. Casi seguro que el maquinista será paisano mío, y por la mañana habrá emprendido la bajada desde Teruel con las tolvas cargadas de la mejor arcilla de España hacia las azulejeras de la provincia de Castellón. Al fin se acerca el cercanías con 447 y me subo a él con la esperanza de pasar una buena tarde ferroviaria. Llega a Castellón con puntalidad y veo allí estacionado presto para salir el Talgo 165 Barcelona-Lorca arrastrado por una 252 GL.
Me acerco al control de acceso a los andenes y la señorita que me examina el billete, mira una carpeta con los diagramas de los trenes, y me indica que mi coche, el 121, estaciona más o menos a la altura del ascensor que desciende desde la estación hasta los andenes. Una vez abajo mientras observo las luces de cola del talgo murciano, la 252 alumbra al final del túnel, y ya se comienzan a ver las plataformas portaautos que siguen obedientes el paso de la 252. Busco mi coche, que es de la rama sevillana y tengo la suerte de ir cara la marcha en los asientos que tienen enfrente la mesita, junto a la ventanilla y encima no tengo acompañante ni al lado ni frente a mí. Es mi primer viaje en arco y al igual que me pasó en el viaje de Almería con el Talgo VII, observo la buena calidad del interiorismo de los coches, sus grandes ventanales, sus buenos asientos y buena climatización. Es evidente que este tren a pesar de ser ahora un producto "arco", sigue siendo un tren muy populoso, y eso se nota rápidamente una vez subes, pues predominan por el tren, los pies descalzos, las botellas de agua medio vacías, los intentos por acoplarse sobre la butaca o sobre el acompañante, la conversación abundante y las bolitas de papel plata acompañadas de bastantes miguitas de pan. Eso es lógico si pensamos en la hora que es, y en que la gente que ha cogido el tren el Sevilla llevan ni más ni menos que 9 horas y media en el tren. Arrancamos con puntualidad, y una vez conectados los auriculares que me ofrece el revisor y colocado el periódico en mi asiento me dispongo a recorrer el tren de punta a punta. Voy pasando por todas las ramas, la de Málaga y Sevilla con preferente, turista y cafetería. La de Badajoz y Almería únicamente con un coche de turista. La de Sevilla lleva adosado el 9.000 que ya ví en la estación de Linares-Baeza. Me sigue sorprendiendo el contraste entre éste y un turista arco, pero a pesar de ello sigue estando mejor que el turista de Talgo III. Visitado el tren, me acomodo en el asiento y los maravillosos bogies de los coches se dejan notar, la suavidad de la marcha es increíble, sobre todo en el tramo desde Castellón hasta Vandellós, en el que la buena insonorización y la climatización hace que discurra rápidamente el viaje. Vamos parando en varias estaciones y me doy cuenta de que este tren acumula retrasos constantes en cada estación. Al principio no sé si es por que a la 252 le cuesta tirar de él o por las paradas, pero pronto veo que el hándicap del tren es que hasta que le dan la salida el bullicio alrededor del tren es enorme, en cada coche se acumulan los viajeros para bajar fundamentalmente, y esto inevitablemente retrasa el OT del tren. Cuesta creer que todavía en el corredor mediterráneo haya tramos de vía única en los que todavía no se ha hecho nada, pero al fin llegamos a Tarragona con 22 minutos de retraso. Rápidamente me acerco a la oficina del jefe de estación, me acredito y dan el aviso a seguridad de mi presencia. Únicamente tengo 25 minutos para hacer fotos pero aún cazo al Estrella Galicia en dirección Zaragoza, a un Euromed en dirección Barcelona, varios Cataluña Exprés con 470, y un Talgo VII con dirección Barcelona.
Después de una sucesión ininterrumpida de fotografías, anuncian por megafonía mi tren ARCO pero OH! sorpresa, indican que el tren ha sido sustituido por material Talgo, con lo que aparece al fondo una 252 GL con una rama de Talgo VII. Y aquí es donde se me cambian todos los esquemas. Después de mi primer viaje en Talgo VII desde Almería a Linares en el que el ruido de la rodadura me hizo dudar sobre Talgo, ahora sobre buena vía es impresionante. La suavidad, el silencio de marcha, la perfecta insonorización, su de nuevo extraordinario interiorismo... Los coches arco me habían dejado una grata sensación, pero después de subir en Talgo creo que estos trenes son para este tipo de líneas y puede que los Arco para las líneas como la de Almería. El viaje de vuelta fue una aunténtica maravilla, además llegábamos a todas las estaciones con parada con adelanto. Esto no sé si es normal con material Arco, pero desde luego al Talgo le sobró tiempo en cada parada. Al fin con 5 minutos de adelanto me bajé en Castellón, esperé el último cercanías en dirección Valencia y volviendo a Sagunto, aún nos adelantó en Almenara un Euromed dirección Valencia, mientras todavía guardaba en mi interior otra tarde ferroviaria con la guinda final de un Talgo inesperado, y no por ello menos magnífico.
JLH. Agosto 2003

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