martes, 16 de junio de 2015

El Archivo Municipal de Alcañiz expone documentación sobre el ferrocarril del Val de Zafán a San Carlos de la Rápita.

     El Archivo Municipal de Alcañiz celebró el martes pasado una jornada de puertas abiertas para dar a conocer los documentos históricos que se guardan en sus estantes. Los técnicos responsables del Archivo y la Biblioteca municipal han elegido el tema del ferrocarril para su exposición porque este año se cumplen 120 años desde la llegada del tren a Alcañiz (1895). La exposición se podrá visitar hasta el próximo 30 de junio e incluye documentación, fotografías, gráficos, recortes de prensa histórica sobre el ferrocarril del Val de Zafán a San Carlos de la Rápita.

Estación de Alcañiz en 1960
(Foto Francisco Ribera - MFCC - spanishrailway.com)
     (Extractado del artículo publicado en Diario de Teruel el 15/06/2015)

     El mayor interés de estas jornadas de puertas abiertas ha estado centrado en la exposición sobre la construcción de la línea de ferrocarril de Val de Zafán. Ha sido el reclamo utilizado para atraer al público. A través de los documentos, libros, artículos, fotografías, planos y recortes de prensa referentes a la época, los técnicos del Archivo han dado a conocer los textos e imágenes de que disponen sobre un proyecto que comenzó a dar sus primeros pasos en la segunda mitad del siglo XIX y que no culminó jamás, ya que el objetivo de llegar al mar nunca se cumplió. Los trenes del Bajo Aragón solamente llegaron hasta Tortosa, nunca hasta Sant Carles de la Ràpita -que debía haber sido el final del trazado- y lo hicieron en el año 1941, esto es, 59 años después de que el Rey Alfonso XII inaugurara la colocación de la primera piedra y 78 años después de que el Padre Nicolás Sancho fundará en Alcañiz la Junta de Ferrocarriles, organización a través de la cual se canalizaron las aspiraciones bajoaragonesas de acceso a la modernidad.

     La exposición rinde homenaje al cumplimiento de un sueño: la llegada de un medio de transporte que tenía que sacar al Bajo Aragón de su aislamiento gracias a la conexión, por un lado, con Zaragoza, y, por otro, con el Mediterráneo. Un proyecto vertebrador del Bajo Aragón, falto entonces de buenas comunicaciones.


     La muestra se estructura en cinco partes: el proyecto y su inauguración en 1892; la llegada del tren a Alcañiz en 1895; la construcción del tramo entre Alcañiz y Tortosa (1923-1941) y el cierre de la línea en 1973.

La exposición arranca con un plano del trazado y con la presentación de cuatro personajes que fueron clave para que el proyecto fuera aprobado por el Gobierno: el padre Nicolás Sancho, quien fundó la Junta de Carreteras (1841) y de Ferrocarriles (1863), principal impulsor de la idea; Santiago Contel, periodista; y los políticos Jerónimo Blasco y Francisco de Pedro Monguillón, quienes se encargarían de trasladar al Gobierno de España la conveniencia de la obra.


     Los documentos gráficos de la exposición se apoyan con artículos y obras publicadas en la época en las que se hace referencia al proyecto, entre estas la Descripción Histórica, Artística, Detallada y Circunstanciada de la Ciudad de Alcañiz y sus Afueras, de Nicolás Sancho, que está considerada como la precursora de Mesa Revuelta, obra escrita varias décadas después por Eduardo Jesús Taboada, uno de los miembros del grupo de regeneracionistas alcañizanos. Se exponen también varias encuadernaciones de Miscelánea Turolense desde 1891 a 1897, en las que se describe cómo iban las obras. Finalmente, los libros de actas del Ayuntamiento de Alcañiz sirven para conocer cuál era el sentir de la ciudad respecto al proyecto, de las fiestas que se organizaron, de los costes que generó la contratación de dulzaineros y bandas de música, etc. "Todo esto demuestra que la llegada del tren a Alcañiz se vivió como una fiesta, como si la modernidad hubiera hecho su aparición, porque era la aspiración a estar conectados con Zaragoza, pero también una vía de salida al mar de las mercancías", explicó la técnico Teresa Thomson.

Obras de constrtucción (Cartillas Turolenses-DPT)

     Por primera vez, el público puede ver los planos originales del proyecto y su trazado, redactado por el ingeniero Hermenegildo Gorría, adquiridos recientemente por el Archivo Municipal. Este documento gráfico se apoya con fotografías de la construcción de la vía y sus edificios entre La Puebla de Híjar y Alcañiz. Aparecen ilustraciones de obreros en plena faena de varios puentes-acueductos en La Puebla, Samper, de los edificios de Samper, y otros.

     El tren llegó a Alcañiz en 1895, pero la estación no se levantó hasta dos años después. El evento fue motivo de fiesta y hasta se editó un monográfico especial sobre el acontecimiento y la ciudad que puede consultarse en el Archivo durante estos días. Son 22 páginas en las que aparecen imágenes de las primeras locomotoras, que narran distintas circunstancias acaecidas durante la construcción, hechos de las poblaciones por las que pasaba el tren, etc.

     La exposición dedica un apartado completo a la estación alcañizana, que sería protagonista de distintos actos organizados en la ciudad como el mitin celebrado en 1903 sobre el pantano de Santolea. Posiblemente fue la última obra en ejecutarse antes del parón de 26 años que tuvieron las obras. "Todo el proceso fue muy largo, hubo que definir otras cuestiones del proyecto como por ejemplo por dónde iría la línea desde Alcañiz, ya que existían aspiraciones de Vinaroz y de Tarragona para que el trazado continuara por allí", explica Thomson. En este sentido, la exposición incorpora un documento escrito por los representantes políticos de Tarragona a las Cortes Constituyentes en los que se analiza la importancia de que la línea pasara por allí.

Un tren discurre por la línea del Valde Zafán bordeando el Ebro
(Foto Jeremy Wiseman - Diario de Teruel)

     La cuarta parte de la exposición está dedicada a la reanudación de las obras tras un parón de más de dos décadas y un cambio de protagonistas, pues Eduardo Jesús Taboada y Carlos Emilio Montañés toman el relevo a Nicolás Sancho y a Santiago Contel. Estos dos nuevos personajes serán quienes, desde el Bajo Aragón, presionarán para que el proyecto se retome. Lo decide el Rey Alfonso XIII, aunque las obras toman impulso con la Dictadura de Primo de Rivera. En este caso, el Archivo expone algunos documentos del fondo donado por los descendientes de Taboada: Mesa Revuelta, dibujos de los perfiles longitudinales de algunos tramos, fotografías como la que ilustra la construcción del puente de la vía de Alcañiz, números de la prensa de la época -Heraldo de Aragón; La Voz de Alcañiz, Bajo Aragón; La Voz del Bajo Ebro- que narran cómo se retoma la construcción.

     Asimismo, el Archivo incorpora varios informes en los que se relata cómo la guerra civil resultó fundamental para que la línea de Val de Zafán llegara a Tortosa, porque durante la contienda ambos bandos se encargaron de usar la plataforma y de aprovecharla como estrategia bélica. Finalmente, la exposición añade algunas publicaciones donde se pone de manifiesto cómo la mano de obra formada por presos republicanos fue determinante para que el tren llegara a Tortosa.

     Del cierre apenas hay documentación. La línea estuvo operativa entre 1941 y 1973, pero el hundimiento del túnel entre Pinell de Brai y Prat de Compte en 1971 impidió que los trenes llegaran hasta Tortosa desde Alcañiz. "El boom del transporte por carretera o el hecho que siempre se dijo de que era una línea deficitaria pudieron ser dos de los motivos por los que este hecho pasó casi desapercibido y no hubiera apenas movimiento social que reclamara el arreglo", señaló Thomson. "Sorprende que la prensa de la época casi no se hiciera eco de la clausura de la línea", reconoce la archivera. El último tren pasó por la línea de Val de Zafán el 16 de septiembre de 1973.

Pinell de Brey (Foto Fernando LLauradó

     De no ser por la organización de esta exposición por parte de los técnicos del Archivo Municipal de Alcañiz la efeméride hubiera pasado desapercibida en la ciudad que quiso ser capital de una cuarta provincia de Aragón, que quiso tener sillón arzobispal y que aspiró a tener salida hasta el mar, anhelos que han quedado en el pasado. Aunque hace algún tiempo ya dedicamos un artículo al periplo histórico de esta línea, desde ATAF queremos sumarnos al reconocimiento de este 120 aniversario de la llegada del ferrocarril a las tierras bajoaragonesas, y al anhelo de las gentes que un día pusieron su esperanza en el ferrocarril como elemento de modernidad y acercamiento al resto de España. 

CS

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